Operativo antidrogas en Rosario evidencia la necesidad de una estrategia integral más allá de la mera persecución penal

Un nuevo operativo conjunto de fuerzas federales y provinciales en Rosario y Granadero Baigorria resultó en la detención de 12 personas y el secuestro de armas, municiones y vehículos. Si bien este tipo de acciones son presentadas mediáticamente como "golpes al narcotráfico", desde una perspectiva de centro-izquierda es imprescindible analizar sus límites y enfatizar que la seguridad ciudadana no se resolverá con medidas puramente reactivas y punitivas en un contexto de profunda fractura social.

8/16/2025

Los allanamientos, que incluyeron el uso de fuerzas especiales y procedimientos de alta complejidad, muestran la capacidad operativa del Estado para intervenir en territorios complejos. Sin embargo, la recurrencia de estos operativos –que suelen repetirse con similar estructura y resultados– plantea interrogantes sobre su efectividad real para desarticular las redes del narcotráfico, cuyas estructuras logísticas y financieras rara vez se ven afectadas por la captura de eslabones bajos o intermedios de la cadena.

Más allá del operativo: la deuda del Estado en la prevención

La lógica del "gatillo fácil" o del despliegue espectacular suele opacar las causas estructurales que alimentan el negocio del narcotráfico: la falta de oportunidades, la deserción escolar, la precarización laboral y el desmantelamiento de las políticas sociales de base. Mientras no se aborden estos factores, las organizaciones criminales seguirán encontrando en los jóvenes de los barrios más postergados un recurso humano disponible para el reclutamiento.

Desde esta mirada, es crucial señalar que:

  1. El enfoque punitivo es insuficiente: La mera persecución penal, sin un trabajo simultáneo de inteligencia financiera para desarticular el lavado de dinero y atacar las cúpulas, tiene un impacto limitado y coyuntural.

  2. Se necesita una política de seguridad democrática: Esto implica fortalecer la policía de proximidad, investir en tecnología para el análisis criminalístico y, fundamentalmente, priorizar la protección de los derechos humanos de toda la población, evitando los excesos y la estigmatización de los vecinos de las zonas intervenidas.

  3. La salida es comunitaria y social: La verdadera seguridad se construye con más educación, más centros culturales, más deporte barrial y más oportunidades de empleo formal. El Estado debe tener una presencia constante y constructiva, no solo una presencia reactiva y represiva.

Conclusión: Seguridad es Desarrollo Humano

El operativo en Rosario es un recordatorio más de la gravedad del problema de seguridad que sufren los ciudadanos. Sin embargo, no debemos confundir la acción policial con una política de seguridad. Esta última requiere de un consenso social amplio, una mirada multidimensional y una voluntad política inquebrantable para atacar las desigualdades que son el caldo de cultivo del crimen organizado.

La noticia no debería ser solo que se allanaron viviendas y se hicieron detenciones, sino que el Estado está implementando, de manera simultánea, un plan integral de urbanización, inclusión educativa y generación de empleo juvenil en esas mismas zonas. Hasta que eso no ocurra, los operativos seguirán siendo fuegos de artificio que no logran iluminar el camino hacia una solución de fondo.